¡Los días restantes en Tokio y en Japón los despedimos como se merecen!
Dedicamos un día a ir a DisneySea, un parque temático situado en el mismo resort que Disneyland tiene en Tokio pero con vistas a un público más adolescente y adulto, no tan infantil. El parque tiene un lago central y un volcán, está dividido en puertos y se centra en diferentes películas o personajes como La Sirenita, Aladdin, Indiana Jones, Toy Story, 20 mil leguas de viaje submarino... incluso tiene una réplica del buque Columbia anclado en el puerto de Nueva York (que fue el primer buque estadounidense en circunnavegar el mundo). Durante el día nos llovió un poco, pero eso no nos impidió disfrutar de los espectáculos, repetir atracciones y alucinar con el consumismo de los demás visitantes.
Los días siguientes los dedicamos a visitar el templo Senso-ji en Asakusa, quisimos dejar lo mejor para el final. Fuimos con gente y sin gente, y obviamente no hay comparación. Este templo está dedicado a la diosa budista de la misericordia Kannon. Dice la leyenda que dos pescadores se la encontraron en el río y a pesar de volverla a introducir en el agua, siempre volvía a ellos. Finalmente descansa en ese santuario desde el 628 dC.
También paseamos por el gigantesco mercado de pescado de Tsukiji y probamos el mejor sushi del mundo mundial. Tenían los peces vivos e iban cortando sus lomos en el momento de servir, toda una salvajada (deliciosa, eso sí) no apta para todos los públicos. El mercado tiene una zona de mayoristas que puedes visitar donde se hace la famosa subasta del atún, un mercado exterior y toda una red de callejones con pequeños restaurantes de barra para comer.
La última tarde se la dedicamos a hacer algunas compras, ir a probar una máquina en los recreativos, pasear y cenar por Shinjuku y mentalizarnos para las horas de vuelo que nos quedaban para regresar a casa (casi 17h de nada...)
Eli y Xavi (escribiendo desde Barcelona y superando el jetlag)
También paseamos por el gigantesco mercado de pescado de Tsukiji y probamos el mejor sushi del mundo mundial. Tenían los peces vivos e iban cortando sus lomos en el momento de servir, toda una salvajada (deliciosa, eso sí) no apta para todos los públicos. El mercado tiene una zona de mayoristas que puedes visitar donde se hace la famosa subasta del atún, un mercado exterior y toda una red de callejones con pequeños restaurantes de barra para comer.
Wasabi |
La última tarde se la dedicamos a hacer algunas compras, ir a probar una máquina en los recreativos, pasear y cenar por Shinjuku y mentalizarnos para las horas de vuelo que nos quedaban para regresar a casa (casi 17h de nada...)
Eli y Xavi (escribiendo desde Barcelona y superando el jetlag)
* Per matinar. Per canviar el llibre d’estiu per la lonely. Per les reflexions culturals i restes d’anades d’olla. Per les hores de vol. Per oblidar els horaris de menjar. Per tenir sempre un somriure a la cara. Per fer conyes a les esperes més llargues. Per passar calor (i molta!). Per viatjar amb una freak de la història. Per entendre els mapes i transports com ningú. Per dedicar un estiu més a fer realitat un somni. Per ser el millor company de viatge i vida.
Gràcies Xavi.